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Qué tipo de limpieza necesita la piel grasa: consejos y cuidados

Noelia Pérez by Noelia Pérez
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Qué tipo de limpieza necesita la piel grasa: consejos y cuidados
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La piel grasa es un tipo de piel caracterizado por una producción excesiva de sebo, lo que puede derivar en problemas como brillos, poros dilatados y tendencia al acné. Según un informe de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), este tipo de piel es común en adolescentes y adultos jóvenes, aunque puede persistir en otras etapas de la vida debido a factores hormonales o genéticos.

Una limpieza adecuada es esencial para mantener el equilibrio natural de la piel y prevenir complicaciones. Estudios publicados en The Journal of Clinical and Aesthetic Dermatology destacan que un exceso de limpieza o el uso de productos agresivos puede alterar la barrera cutánea, aumentando la producción de sebo como mecanismo de defensa. Por ello, es fundamental identificar los métodos y productos más adecuados que respeten las necesidades específicas de la piel grasa.

Importancia de la limpieza en la piel grasa

Mantener una limpieza adecuada resulta fundamental para la piel grasa, ya que ayuda a controlar la producción de sebo, reducir la acumulación de impurezas y prevenir afecciones como el acné. Según un estudio publicado en el Journal of the American Academy of Dermatology (2020), la piel grasa tiende a presentar mayores concentraciones de lípidos superficiales, lo que favorece la obstrucción de poros y la proliferación de bacterias como Cutibacterium acnes. Este microorganismo está estrechamente relacionado con el desarrollo de lesiones inflamatorias.

Regulación del sebo y equilibrio cutáneo

El exceso de sebo genera un entorno propicio para desequilibrios cutáneos. La limpieza regular elimina los residuos acumulados, incluyendo restos de maquillaje, partículas de contaminación y sudor. Un estudio realizado por la OMS (2021) destacó que las partículas contaminantes PM2.5 y otros agentes externos pueden intensificar la producción sebácea y oxidar los lípidos de la piel, promoviendo inflamación y envejecimiento prematuro.

Para evitar alteraciones en la función de barrera de la piel, es crucial usar productos específicos que no despojen la epidermis de su hidratación natural. Las fórmulas con agentes limpiadores suaves, como surfactantes no iónicos, intervienen eficazmente eliminando impurezas sin generar irritación.

Reducción del riesgo de obstrucción de poros

El sebo en exceso, combinado con células muertas y contaminantes ambientales, puede bloquear los folículos pilosos. Tal bloqueo crea un entorno favorable para la aparición de comedones abiertos (puntos negros) y cerrados (puntos blancos). Por ello, la limpieza diaria disminuye las posibilidades de que este material se acumule en los poros.

Según un análisis del British Journal of Dermatology (2018), el uso consistente de limpiadores específicos para piel grasa redujo hasta un 45% la formación de nuevas obstrucciones en un periodo de 12 semanas. Los productos con ácido salicílico, conocido por su capacidad lipofílica, penetran en los poros y disuelven el sebo acumulado, disminuyendo el riesgo de obstrucciones y mejorando la apariencia general de la piel.

Prevención del crecimiento bacteriano

La presencia de sebo y residuos en la piel grasa crea un ambiente idóneo para microorganismos. Estudios realizados por la Sociedad Europea de Dermatología (2020) apuntan a que el crecimiento descontrolado de bacterias como Cutibacterium acnes puede intensificar la inflamación y la formación de pústulas y nódulos.

La limpieza actúa eliminando el exceso de lípidos y restos cutáneos que sirven de sustrato para dichas bacterias. Ingredientes con propiedades antisépticas, como el peróxido de benzoilo o el extracto de árbol de té, han mostrado eficacia en reducir la carga microbiana, minimizando brotes inflamatorios recurrentes en pieles grasas.

Mantenimiento del pH cutáneo adecuado

Un pH cutáneo equilibrado, en torno a 4.7 y 5.5, contribuye a preservar la función barrera de la piel y evita infecciones. Sin embargo, el sebo combinado con residuos externos puede alterar este nivel óptimo. De acuerdo con la Facultad de Medicina de la Universidad de Seúl (2022), el desequilibrio del pH favorece el desarrollo bacteriano y la hipersensibilidad cutánea.

Los limpiadores con agentes acidificantes, como el ácido láctico, pueden ayudar a reinstaurar un pH saludable tras la limpieza, lo que proporciona una mejor defensa frente a agresores externos y patógenos.

Relevancia de una rutina regular

La regularidad en la limpieza evita que los problemas asociados a la piel grasa se acumulen. Se recomienda limpiar el rostro dos veces al día para eliminar la acumulación de sebo y residuos. Un estudio comparativo del International Journal of Cosmetic Science (2019) observó que quienes incorporaban esta práctica de forma constante lograban una reducción del 37% en los niveles de grasa superficial en tres meses, mejorando la calidad de la piel sin comprometer la hidratación.

Incorporar estudios científicos y productos adaptados a cada caso ayuda a mantener la piel en óptimas condiciones.

Características de la piel grasa

Las características de la piel grasa están directamente relacionadas con una hiperactividad de las glándulas sebáceas. Este tipo de piel presenta un desequilibrio en la producción de sebo, lo que afecta su apariencia y salud general.

Aspecto de la piel grasa

La piel grasa tiene una apariencia brillante debido al exceso de sebo acumulado en la superficie. Los poros dilatados son otra característica común, especialmente visibles en zonas como la frente, nariz y mentón (zona T). Según un estudio publicado en el Journal of Dermatology Science (2018), la mayor densidad de glándulas sebáceas en estas áreas contribuye a la acumulación de lípidos y el ensanchamiento de los folículos pilosos.

Además, la textura de la piel grasa puede parecer desigual o áspera debido a la acumulación de células muertas que no se eliminan con facilidad. Este fenómeno está relacionado con una renovación celular más lenta, tal como lo indicó un análisis sobre microestructura cutánea en un artículo del British Journal of Dermatology (2017).

La presencia de puntos negros, también conocidos como comedones abiertos, es común. Esto ocurre porque el sebo, que contiene triglicéridos y ácidos grasos libres, se combina con células muertas, obstruyendo los poros. La oxidación de la melanina en la superficie genera su característico color oscuro.

Problemas comunes asociados

Uno de los problemas más habituales en la piel grasa es el desarrollo de acné, una inflamación de los folículos pilosebáceos. Según la American Academy of Dermatology, el acné afecta al 85% de las personas entre los 12 y 24 años, pero también puede persistir en adultos. La interacción del exceso de sebo con Propionibacterium acnes o Cutibacterium acnes da lugar a lesiones inflamatorias como pústulas y quistes.

Otra complicación es la seborrea, una condición crónica caracterizada por una producción excesiva de sebo combinada con inflamación. Estudios realizados por la Universidad de Yale (2020) identifican que los desequilibrios en los andrógenos, hormonas que regulan las glándulas sebáceas, son un factor determinante en la seborrea.

La piel grasa también es más propensa a mostrar signos prematuros de envejecimiento, aunque este efecto puede parecer contradictorio. La producción elevada de sebo debilita la barrera cutánea al aumentar la pérdida de agua transepidérmica. Esto contribuye a la aparición de finas líneas y flacidez en edades más tempranas comparado con individuos con piel normal o seca.

Adicionalmente, el brillo excesivo de la piel grasa puede causar incomodidad estética, limitando la eficacia del maquillaje. La piel puede presentar un efecto «grasoso» pocas horas después de la limpieza, especialmente si no se usan productos adecuados para su control.

Tipos de limpieza para la piel grasa

La piel grasa requiere métodos de limpieza específicos que eliminen el exceso de sebo, reduzcan las impurezas y promuevan un equilibrio adecuado sin causar irritación. Mantener una rutina bien estructurada contribuye a prevenir problemas como el acné y la obstrucción de poros.

Limpieza diaria

La limpieza diaria es esencial para remover el exceso de grasa, impurezas y residuos acumulados en la piel a lo largo del día. Según un estudio publicado en el Journal of Clinical and Aesthetic Dermatology (2017), una limpieza suave pero eficaz ayuda a reducir la cantidad de lípidos en la superficie cutánea, minimizando la aparición de comedones y puntos negros.

Es recomendable utilizar limpiadores específicos para piel grasa, como aquellos que contienen ingredientes seborreguladores. Entre ellos destacan el ácido salicílico, conocido por sus propiedades exfoliantes y antiinflamatorias, y el gluconato de zinc, que reduce la producción de sebo. El uso excesivo de agentes limpiadores agresivos, como jabones alcalinos, puede alterar la barrera cutánea y aumentar la producción de sebo como mecanismo de compensación.

Se sugiere realizar esta limpieza dos veces al día: por la mañana para eliminar los restos de sebo acumulado durante la noche y por la noche para deshacerse de impurezas como partículas de polución o maquillaje.

Limpieza profunda

La limpieza profunda es particularmente útil para prevenir la obstrucción de poros y la aparición de quistes sebáceos. Este tipo de limpieza, realizada una o dos veces por semana, puede incluir productos con componentes activos específicos, como los ácidos alfa hidroxi (AHA) o los beta hidroxi (BHA).

Según investigaciones publicadas en Dermatologic Therapy (2020), los AHA, como el ácido glicólico, contribuyen a disolver las células muertas en la superficie de la piel, mejorando su textura y brillo. Los BHA, por otro lado, como el ácido salicílico, penetran en los poros y eliminan el sebo acumulado, disminuyendo la probabilidad de formación de acné.

Si se realiza una limpieza profunda, evitar frotar excesivamente o usar técnicas abrasivas es importante para no comprometer la integridad de la barrera protectora de la piel. Una buena práctica es combinarla con mascarillas purificantes que contienen arcillas como la caolín o el bentonita, capaces de absorber el exceso de grasa sin causar resequedad.

Limpieza con exfoliantes

La exfoliación elimina las células muertas que se acumulan en la piel grasa, favoreciendo la regeneración celular y evitando la formación de comedones. Según la Academia Americana de Dermatología (AAD), la exfoliación regular mejora la textura de la piel y reduce los poros visibles.

Existen dos tipos principales de exfoliantes:

  • Exfoliantes químicos: Utilizan ingredientes como el ácido salicílico, el ácido láctico o el ácido mandélico, que actúan descomponiendo las uniones entre las células muertas. Estos exfoliantes son preferibles para la piel grasa, ya que son menos agresivos y ofrecen beneficios adicionales como reducción de manchas y uniformidad del tono.
  • Exfoliantes mecánicos: Contienen partículas físicas como microgránulos o fibras naturales que arrastran las impurezas. Aunque efectivos, pueden ser demasiado abrasivos para pieles sensibles o con tendencia al acné inflamada.

La exfoliación debe realizarse con moderación, limitándola a una o dos veces por semana, dependiendo de la tolerancia de la piel. Un exceso puede irritar la epidermis y desencadenar procesos inflamatorios.

Las investigaciones respaldan las ventajas de los exfoliantes para desbloquear folículos pilosebáceos y mejorar la eficacia de los tratamientos tópicos aplicados posteriormente, como los retinoides o antioxidantes.

Productos recomendados para la piel grasa

La piel grasa requiere productos diseñados específicamente para equilibrar la producción de sebo, minimizar la obstrucción de poros y prevenir la aparición de imperfecciones. Un enfoque ordenado y basado en ciencia garantiza resultados óptimos.

Limpiadores en gel

Los Limpiadores En Gel son ideales para la piel grasa debido a su capacidad para eliminar eficazmente el exceso de grasa sin alterar la barrera cutánea. Según un estudio publicado en el Journal of Dermatological Treatment (2017), estos limpiadores limpian profundamente sin incrementar la producción de aceites.

Ingredientes como el ácido salicílico y el gluconato de zinc son comunes en este tipo de producto. El ácido salicílico, un beta-hidroxiácido (BHA), penetra en los poros eliminando el exceso de grasa y reduciendo los comedones. Estudios realizados por la Academia Americana de Dermatología (2020) destacan que su uso regular reduce notablemente el tamaño de los poros dilatados. Además, el gluconato de zinc actúa como agente seborregulador y antimicrobiano, ayudando a prevenir el desarrollo de bacterias responsables de imperfecciones como el Cutibacterium acnes.

Evitar limpiadores con alto contenido de sulfatos resulta esencial para prevenir la deshidratación, ya que la piel puede reaccionar produciendo más sebo si pierde humedad.

Tónicos astringentes

Los Tónicos Astringentes complementan la limpieza al preparar la piel para recibir otros tratamientos, regulando el exceso de sebo y cerrando los poros. Según investigaciones del British Journal of Dermatology (2018), el uso diario de tónicos con activos astringentes mejora visiblemente la textura cutánea en pieles grasas y mixtas.

El hamamelis y el ácido glicólico son dos ingredientes clave en estos tónicos. El hamamelis ofrece propiedades calmantes y antiinflamatorias, ayudando a reducir el enrojecimiento y la irritación. Por su parte, el ácido glicólico, un alfa-hidroxiácido (AHA), exfolia la piel y elimina células muertas que contribuyen a la obstrucción del folículo piloso.

Un tónico bien formulado, sin fragancias o alcohol en altas concentraciones, equilibra el pH cutáneo y reduce el brillo sin causar resequedad o irritación.

Ingredientes clave a buscar

Identificar ingredientes clave en los productos para la piel grasa asegura resultados eficaces. Los compuestos deben enfocarse en el control de grasa, exfoliación y mantenimiento del equilibrio cutáneo.

  • Niacinamida (vitamina B3): Este ingrediente tiene múltiples beneficios, como reducir la producción de sebo, calmar la piel y disminuir manchas post-inflamatorias. Un informe de la National Center for Biotechnology Information (NCBI, 2015) demostró que un 5% de niacinamida aplicado durante 12 semanas redujo significativamente los niveles de sebo.
  • Ácido hialurónico: Aunque se asocia más con pieles secas, es crucial para las grasas al retener hidratación sin incrementar el brillo.
  • Carbón activado y arcilla: Tanto el carbón como las arcillas como el caolín absorben toxinas y grasas acumuladas en la superficie de la piel, reduciendo el aspecto de puntos negros y poros obstruidos.
  • Peróxido de benzoilo: Sus propiedades antimicrobianas combaten las bacterias relacionadas con el acné, ayudando a prevenir brotes recurrentes. Investigaciones avaladas por la American Academy of Dermatology sugieren que concentraciones bajas (2.5%-4%) son eficaces y menos irritantes.

El uso de ingredientes dermatológicamente probados, evitando fragancias artificiales y componentes oclusivos, maximiza los beneficios y minimiza el riesgo de reacciones adversas.

Errores comunes al limpiar la piel grasa

La limpieza incorrecta de la piel grasa puede agravar sus problemas característicos. Aunque este tipo de piel requiere cuidados específicos, es común cometer errores que comprometen su equilibrio y salud. Según un estudio publicado en Dermatologic Clinics (2021), la alteración de la barrera cutánea causada por prácticas inadecuadas puede incrementar la producción de sebo y la incidencia de acné.

Uso de productos demasiado agresivos

La utilización de limpiadores con fórmulas excesivamente abrasivas, como aquellos con alto contenido en sulfatos, compromete la barrera protectora natural de la piel. Este daño genera un efecto rebote, resultando en una producción excesiva de sebo como mecanismo compensatorio. Según un informe de la American Academy of Dermatology (2020), los surfactantes agresivos eliminan tanto el exceso de grasa como los lípidos esenciales, debilitando la función barrera.

Limpieza excesiva de la piel

Limpiar la piel más de dos veces al día elimina los aceites naturales necesarios para mantener la hidratación cutánea. La piel, al percibir esta pérdida, responde con una sobreproducción de lípidos, intensificando el brillo y los poros obstruidos. Estudios de la Journal of Cosmetic Dermatology (2018) demuestran que el exceso de higiene altera el microbioma cutáneo, favoreciendo infecciones bacterianas como Cutibacterium acnes.

Desmaquillarse de manera incorrecta

El uso de toallitas desmaquillantes como único método de limpieza no resulta efectivo para eliminar el maquillaje resistente y las impurezas acumuladas durante el día. Residuos cosméticos y partículas contaminantes permanecen en los poros, agravando problemas como los comedones y la inflamación. La Fundación Piel Sana (2021) recomienda combinar un desmaquillante suave con un limpiador profundo para evitar acumulaciones.

Evitar hidratación después de la limpieza

Muchas personas con piel grasa omiten el uso de hidratantes, creyendo erróneamente que potenciarán la oleosidad. Sin embargo, según un análisis de la International Journal of Cosmetic Science (2019), la falta de hidratación estimula a la piel a producir más grasa para compensar la sequedad. Optar por hidratantes no comedogénicos ayuda a mantener el equilibrio sin obstruir los poros.

Uso frecuente de exfoliantes físicos

Los exfoliantes mecánicos con partículas grandes o ásperas pueden causar microlesiones en la piel, generando inflamación y aumentando el riesgo de infecciones. La British Journal of Dermatology (2020) enfatiza que las exfoliaciones constantes eliminan células saludables y agravan la sensibilidad cutánea. Los exfoliantes químicos con ácidos AHA y BHA son opciones menos irritantes para tratar la piel grasa.

Aplicación inadecuada de productos específicos

El uso indiscriminado de productos diseñados para piel seca o con ingredientes oclusivos, como aceites minerales, intensifica la obstrucción de los poros, agravando el acné. Según el Centro Nacional de Biotecnología de Estados Unidos (NCBI, 2022), las formulaciones no adecuadas para piel grasa presentan un mayor índice de efectos secundarios, como erupciones y sensibilidad.

No ajustarse a una rutina constante

La inconsistencia en la aplicación de una rutina de limpieza contribuye a resultados pobres y desequilibrios en la piel. Estudios en Clinical, Cosmetic and Investigational Dermatology (2020) evidencian que la adherencia a rutinas específicas mejora significativamente condiciones asociadas con piel grasa, como el acné inflamatorio.

Uso de agua a temperaturas extremas

El contacto regular con agua muy caliente o muy fría altera el pH de la piel, contribuyendo al descontrol del sebo. La Academia Española de Dermatología y Venereología asegura que el agua tibia permite una limpieza efectiva sin comprometer el equilibrio hidrolipídico, minimizando la irritación.

Entender los mecanismos detrás de estos errores comunes permite implementar prácticas más adecuadas para mantener la piel grasa saludable y controlada, evitando complicaciones asociadas como brotes de acné o irritaciones crónicas.

Consejos para mantener una piel sana

Realizar una limpieza facial adecuada

La limpieza regular es esencial para eliminar impurezas, restos de maquillaje y el exceso de sebo de la superficie de la piel. Según un estudio del Journal of Clinical and Aesthetic Dermatology (2020), las personas con piel grasa deben realizar una limpieza facial dos veces al día, utilizando productos formulados específicamente para este tipo de piel. Los limpiadores con ácido salicílico, gluconato de zinc o niacinamida son particularmente eficaces. Estos ingredientes actúan reduciendo la obstrucción de poros y regulando la secreción sebácea.

Evitar el uso de productos muy agresivos es clave, ya que, según investigaciones publicadas por la American Academy of Dermatology (AAD), las fórmulas con alto contenido en alcohol o surfactantes fuertes pueden provocar una sobreproducción reactiva de grasa. Usar agua tibia en lugar de agua caliente durante la limpieza también es recomendable para mantener la barrera cutánea intacta.

Hidratar la piel con productos no comedogénicos

La hidratación es esencial incluso para la piel grasa. Según la Revista Internacional de Dermatología (2018), dejar de hidratar la piel puede generar un desequilibrio que estimule una mayor producción de sebo. Es importante elegir fórmulas ligeras, como geles hidratantes o productos con ácido hialurónico, que refuercen la hidratación sin ocluir los poros.

El uso de ingredientes como la niacinamida no solo contribuye a mejorar la hidratación, sino también a controlar la inflamación y reforzar la función barrera de la piel. Fórmulas etiquetadas como “no comedogénicas” ayudan a prevenir brotes y puntos negros.

Utilizar protección solar sin aceites

El uso diario de protectores solares es imprescindible para prevenir el daño ocasionado por los rayos ultravioleta. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (2022), la radiación UV acelera el envejecimiento cutáneo y promueve el desarrollo de trastornos pigmentarios. Para la piel grasa, se recomiendan protectores solares oil-free con texturas ligeras como geles o fluidos matificantes.

La inclusión de filtros solares como óxido de zinc o dióxido de titanio en las fórmulas ayuda a minimizar el riesgo de irritación y es compatible con pieles sensibles o acneicas. Usar protección solar no solo evita daños inmediatos, sino también afecciones crónicas como el fotoenvejecimiento.

Exfoliar con moderación

La exfoliación es esencial para eliminar las células muertas que pueden acumularse en la superficie de la piel grasa y obstruir los poros. Estudios publicados en Dermatologic Therapy (2020) demuestran que exfoliarse una o dos veces por semana con ácidos alfa-hidroxi (AHA) o beta-hidroxi (BHA) mejora la textura de la piel y reduce los comedones.

Sin embargo, un exceso de exfoliación puede dañar la barrera cutánea, provocando deshidratación y sensibilidad. Optar por exfoliantes químicos en lugar de físicos, como los que contienen ácido glicólico o ácido salicílico, proporciona un resultado más uniforme y seguro.

Evitar tocarse el rostro

El contacto frecuente con el rostro puede transferir bacterias, suciedad y aceites desde las manos a la piel, aumentando el riesgo de acné. Según un estudio de la Revista de Dermatología Clínica (2017), este hábito contribuye a la formación de brotes y a la inflamación de lesiones preexistentes. Mantener las manos limpias y evitar manipulaciones innecesarias es un paso simple para mantener la piel limpia y sana.

Mantener una dieta equilibrada

El vínculo entre la dieta y la salud de la piel está respaldado por múltiples investigaciones. Según un estudio publicado en Advances in Dermatology and Allergology (2019), una dieta rica en alimentos de bajo índice glucémico puede reducir la secreción sebácea y mejorar la textura de la piel. Alimentos como verduras, frutas y granos integrales son beneficiosos para quienes tienen piel grasa.

Por otro lado, es aconsejable limitar el consumo de lácteos, alimentos ultraprocesados y azúcares refinados, que según estudios, contribuyen al desequilibrio de las glándulas sebáceas. El consumo adecuado de ácidos grasos omega-3, presentes en pescados como el salmón y las nueces, también ayuda a reducir la inflamación asociada al acné.

Controlar el estrés

El estrés crónico puede influir negativamente en la producción de sebo, según la Journal of the European Academy of Dermatology and Venereology (2018). La liberación de cortisol, una hormona relacionada con el estrés, aumenta la secreción grasa y la inflamación cutánea, empeorando las condiciones de la piel grasa.

Practicar técnicas de relajación como la meditación, el yoga o actividades al aire libre puede contribuir al bienestar general y, en consecuencia, a una mejora en la salud de la piel. La calidad del sueño también es crucial, ya que dormir al menos 7-8 horas al día ayuda a la regeneración celular y al equilibrio hormonal.

Evitar productos inadecuados

El uso de cosméticos diseñados para otros tipos de piel puede empeorar las afecciones de la piel grasa. Los productos con aceites pesados, fragancias artificiales o ingredientes oclusivos incrementan el riesgo de formación de puntos negros y brotes. Según un estudio realizado por la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME), el uso de cosméticos no compatibles con la piel grasa puede provocar irritaciones e incrementar el acné.

Elegir productos etiquetados como “oil-free” o “matificantes” garantiza una mejor compatibilidad con este tipo de piel. Además, se recomienda evitar el uso excesivo de maquillajes densos, que tienden a acumularse en los poros.

Establecer una rutina constante

La constancia en la aplicación de una rutina de cuidado facial efectiva es fundamental para mantener la piel sana. Según la dermatología clínica, los resultados visibles en la piel pueden tardar varias semanas en manifestarse. Por tanto, respetar un calendario diario de cuidado ayuda a mejorar y mantener la condición de la piel grasa.

Dividir la rutina en pasos básicos como limpieza, tonificación, hidratación y protección solar asegura una cobertura integral. Los tónicos astringentes con ingredientes como hamamelis o gluconato de zinc equilibran el pH cutáneo y minimizan el tamaño de los poros, potenciando la apariencia saludable de la piel grasa.

Proteger la barrera cutánea

Mantener la integridad de la barrera cutánea es crucial para el equilibrio de la piel grasa. La Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) señala que esta barrera natural protege frente a agresores ambientales y previene la pérdida excesiva de agua. Utilizar productos con ceramidas o pantenol puede fortalecer esta capa protectora y reducir la sensibilidad.

El uso excesivo de productos abrasivos o ingredientes deshidratantes como sulfatos afectan negativamente la función barrera, provocando irritación y descompensación sebácea. Priorizar productos dermatológicamente probados y con fórmulas suaves es esencial para preservar la calidad cutánea.

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Noelia Pérez

Noelia Pérez

Llevo años estudiando la piel, entendiendo sus cambios, sus señales y todo lo que puede mejorar cuando se le da lo que realmente necesita. Analizo fórmulas, ingredientes y resultados con ojo crítico, porque no todo lo que brilla hidrata… ni todo lo natural funciona. Con el tiempo entendí que el cuidado de la piel no empieza solo en la superficie: también se nutre desde dentro. Por eso también investigo sobre nutricosmética y suplementos, buscando siempre lo que tiene sentido, respaldo científico y resultados visibles. Mi experiencia está hecha de pruebas, errores y muchas conversaciones con personas reales que buscan algo más que promesas en un envase.

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